En realidad, nosotros creemos que es crucial el tema de la privacidad en todas las aplicaciones de Salud, de cualquier tipo. Pero hoy queremos detenernos unos instantes en unos datos que han sido publicados en prensa, relativos a la privacidad en las apps de salud mental, a raíz de un estudio hecho por la Fundación Mozilla, revisando 32 aplicaciones de este tipo.
De ellas, 28 han sido etiquetadas como “privacidad no incluida”. Han examinado aplicaciones de ayuda ante problemas mentales, de prevención del suicidio, chatbots de IA, de ayuda para levantar el estado anímico, de apoyo ante el acoso sexual e incluso de oración, que por alguna razón están encuadradas en el mismo grupo. Las hay para adultos y también para niños y adolescentes.
Muchas de estas aplicaciones recogen datos sensibles y los comparten con terceros. De entrada, gran parte de ellas piden información que en principio no tienen por qué necesitar, como la geolocalización o acceder a los contactos, fotos o videos de los usuarios.
Privacidad en apps de salud y también en Internet
Aún es más desolador lo que nos cuentan desde la web médica estadounidense Healthline. Según un estudio que ha realizado la Universidad de Duke, hay data brokers que se dedican a recopilar información sobre salud que recogen de Internet y de aplicaciones de terceros. Hablamos tanto de información más genérica, como “X personas de tal ciudad tienen depresión”, como de información muy concreta, con nombres, direcciones, estilos de vida y medicamentos que se toman.
Esta información acaba en manos de especialistas en marketing de datos. Por otro lado, y esto es más grave aún, hay aplicaciones de salud que venden los datos que recopilan. El estudio de Duke afirma que también es el caso de algunas apps de salud mental. Esto no incumple ninguna legislación en los Estados Unidos.
¿Qué podemos hacer por la privacidad como usuarios?
Por un lado, como usuarios de Internet, tenemos que ser conscientes de que la información que publicamos en redes sociales u otros lugares puede ser recopilada por data brokers. Hay que cuidar lo que se publica, muy especialmente si se hace de forma pública. Esto incluye las imágenes y vídeos que subimos, y las publicaciones que hacemos de nuestra vida personal. Y, por supuesto, los comentarios sobre nuestra salud y nuestro estado de ánimo.
Y como usuario de aplicaciones tenemos que examinar siempre qué permisos otorgamos a cada app que instalamos. Como hemos comentado, en ocasiones se nos pide acceso a mucha información personal o al contenido multimedia de nuestro dispositivo. Esto puede ser motivo suficiente para NO instalar esa aplicación.
¿Qué podemos hacer por la privacidad como empresas del sector?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es el gran crecimiento que presentan las apps de salud mental. Hablamos de un mercado que, según datos de Grand View Research, va a mover 5.680 millones de euros durante el presente año 2023. Esta cifra va a seguir creciendo hasta el año 2030, hasta que alcance los 17.500 millones de dólares.
Si somos una empresa del sector, nuestro producto va a ser bienvenido, porque además puede jugar un papel muy útil. Puede ser de gran ayuda para los afectados por alguna enfermedad mental, o para los interesados en cuidar su salud, por la meditación o por otros ámbitos relacionados. Pero hay que hacer las cosas bien, por ejemplo, dejándose asesorar por una agencia especialista en el desarrollo de proyectos mHealth.
Hablaremos más despacio de esto en otro artículo, y lo haremos extensivo a todas las aplicaciones de Salud. Os adelantamos que, además del cumplimiento de la legislación en marcha, cualquier empresa que desarrolle una app de salud, ya sea médica, o también de bienestar, nutrición y deporte, debe tener en cuenta recomendaciones como las que hace la Agencia Española de Protección de Datos. Al menos, si además de cumplir la ley, existe una preocupación honesta por la privacidad de los usuarios.
A nivel de la Unión Europea también se trabajó en la redacción de un Código de conducta de privacidad en aplicaciones móviles de salud. Quedó aparcado en 2018 ya no se abordaban correctamente los requisitos del Reglamento General de Protección de Datos, pero incluye recomendaciones muy interesantes.