La inteligencia artificial (IA) no es una novedad reciente. En sectores muy diversos, que van desde la industria hasta la medicina, pasando por el comercio electrónico, hay muestras muy interesantes del uso de esta tecnología. Pero es cierto que, en los últimos meses, la popularización de herramientas de generación de textos o conversacionales, como ChatGPT, o de generación de imágenes, como DALL-E, han catapultado a la IA hasta ponerla en boca de todos. ¿Afectará al trabajo de los programadores?
Por poner un poco de contexto, de lo que más se está hablando es de inteligencia artificial generativa. Es la IA que crea, que genera, algo que no existía. En este caso, imágenes o textos (incluso conversa con el usuario) gracias a algoritmos que analizan grandes cantidades de datos. LAs IAs generativas utilizan el machine learning (aprendizaje automático), y las que conocemos procesan datos extraídos principalmente de Internet.
Dentro de este marco surgen preguntas inevitables sobre el peligro que pueden correr, o no, diversos puestos de trabajo. Y sobre lo que la inteligencia artificial es capaz de hacer con solvencia y lo que no. Son preguntas con respuestas muy complejas, con variables que cambian día a día. Por ejemplo, la propia evolución del desarrollo de la IA, que avanza de forma vertiginosa. También es importante valorar que hay legislaciones en preparación para regular el uso de la inteligencia artificial.
¿Hay empleos en peligro a causa de la Inteligencia Artificial?
Sería bastante inconsciente no reconocer que algunos puestos de trabajo van a empezar a pender de un hilo con el desarrollo de la inteligencia artificial. Especialmente cuando desde Open AI, los propios creadores de ChatGPT y GPT-4, lo reconocen así. Así lo exponen en el documento que han elaborado sobre el impacto del potencial de GPT y otros modelos de lenguaje en el mercado laboral.
Afirman que alrededor del 80% de los trabajadores estadounidenses podrían verse afectados en el 10% de sus tareas. Y obviamente, algunos de ellos, en mayor medida. El rango de oficios que van a ver modificadas sus tareas por las inteligencia artificial es amplio, y hablamos de empleos que necesitan formación para desempeñarse y que suelen recibir sueldos altos. Esto tampoco quiere decir que le influencia sea solo negativa.
También hay perspectivas más benignas, como la que expone Kai-Fu Lee, de Sinovation Ventures. En primer lugar, nos avisa de que el potencial de la IA es inmenso, y que lo que estamos viendo ahora es tan solo el principio. Piensa que hay que prepararse para el impacto laboral que la inteligencia artificial puede tener en un plazo de 15-20 años. Cree que va a ser muy grande, pero que donde más valor va a aportar es en la sustitución de tareas repetitivas y rutinarias. Los empleados de las empresas se dedicarán a labores más complejas y productivas.
Por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta que el desarrollo de la inteligencia artificial generativa va a propiciar la creación de nuevos empleos.
Riesgos del uso de la IA en las empresas
Un fenómeno interesante que se está viviendo es que muchas empresas están prohibiendo a sus empleados el uso de herramientas de IA como ChatGPT. A nivel mundial, tenemos casos tan relevantes como los de Samsung, Apple, JP Morgan o Goldman Sachs. La razón principal de esta decisión es el peligro a que se vean expuestos datos internos confidenciales.
El caso de Apple, hay que matizar, es especial y muy comprensible. Hablamos de una empresa que tiene capacidad para generar a medio plazo sus propias herramientas de inteligencia artificial. Se entiende perfectamente que no quieran que sus empleados utilicen una tecnología como ChatGPT, en la que ha invertido dinero un rival directo como Microsoft.
Algo similar también está ocurriendo en España, donde empresas como el BBVA, Redia y Telefónica han prohibido, o al menos limitado, el uso de inteligencias artificiales generativas. En parte por la razón que ya hemos mencionado: la privacidad. Pero también, y son palabras del comunicado de una de estas empresas a sus empleados, porque «Existe alta probabilidad de que la información que produzca la herramienta contenga sesgos, o sea información errónea«.
Este tipo de IAs, como decíamos antes, tienen un largo y apasionante camino por recorrer. Pero a día de hoy cometen grandes errores. Y según cuál sea su aplicación, la revisión humana por parte de especialistas es imprescindible.
Inteligencia Artificial y Programadores
Los programadores, de forma similar a otras profesiones como los redactores o los traductores, pueden verse afectados por el auge de la inteligencia artificial. Pero el primer matiz que hay que hacer al hablar de la programación es el grado de especialización de los profesionales. Evidentemente, no es lo mismo hablar de programar un pequeño juego, similar a muchos existentes, que de hacer un gran desarrollo a medida. Para eso seguimos necesitando a buenos profesionales, a programadores especializados.
Otro argumento a favor de ponerse en mano de profesionales con experiencia ya lo hemos comentado. Las IAs actuales siguen cometiendo errores. Cualquiera que haya usado ChatGTP, es el caso de este redactor, como apoyo puntual para su trabajo, sabe que a día de hoy las inteligencias artificiales comenten fallos. Es más, algunos de ellos muy llamativos, llegando la IA a inventarse fuentes de forma arbitraria, o a ofrecer datos no respaldados. Intentemos trasladar esto al campo de la programación.
Lo cierto es que este panorama recuerda a lo que aquí exponíamos al hablar de los desarrollos No-Code o Low-Code frente a un desarrollo profesional a medida. Básicamente, hablábamos de programar sin código, con plataformas que funcionan con plantillas y con herramientas visuales intuitivas.
Las conclusiones a las que podemos llegar hablando de usar la inteligencia artificial para programar pueden similares. Lo más probable es que acabe siendo una herramienta habitual de apoyo para un programador, especialmente útil para afrontar tareas sencillas y repetitivas. Según algunos expertos, actualmente “la tecnología no puede sustituir por completo la labor de un programador, que va mucho más allá de simplemente escribir código”. Aunque la inteligencia artificial bien utilizada puede hacer que un buen programador aumente su productividad y ahorre tiempo que actualmente dedica a tareas más rutinarias como revisar código o buscar bugs.
Pero difícilmente esta tecnología podrá competir con lo que un profesional especializado puede realizar. Y menos con lo que puede hacer un equipo con programadores especialistas en diferentes lenguajes. Hablamos, por ejemplo, de un desarrollo web a medida de lo que un cliente necesita o del desarrollo de un videojuego diseñado para cumplir un objetivo muy específico de una empresa.
Y a medida que la inteligencia artificial demuestre que es una herramienta práctica en el ámbito de la programación, ¿quién estará preparado para exprimir al máximo lo que ese asistente virtual puede ofrecer? Evidentemente, un programador profesional.
Pero no podemos dar la espalda a este tipo de herramientas. Por ejemplo, desde Google nos cuentan que Bard, la esperada competencia de ChatGPT, se ha actualizado con la capacidad de ayudar en tareas de programación y desarrollo de software. Tanto para generar código como para depurarlo.
Eso sí, también nos advierten de que Google Bard es a día de hoy un experimento. Y que puede proporcionarnos código erróneo u ofrecernos una ayuda no del todo adecuada. Sin duda, todas estas herramientas mejorarán. Pero, ¿quién prefieres que se encargue del desarrollo de tu proyecto?